Wednesday, September 18, 2013

Nueva ciudad, nuevo colegio, nuevos amigos. #1

¿Sabéis lo que se siente al ser nuevo en un colegio? Las miradas fijas y atentas de los demás "compañeros", los primeros *cuchichéos* de la clase. Las primeras impresiones. Si no lo sabéis, yo os lo explicaré. Todo empezó una mañana, la mañana que empezaba el colegio. Frente a la puerta estaba la primera persona con la que entablé una relación basada en el lenguaje oral, y las preguntas. ¿De dónde eres? ¿Por qué te mudaste aquí? Para mi sorpresa, esa chica también era nueva este año. Y no conocía a nadie. Hablamos hasta que llegó la hora. La hora de entrar a clase por primera vez en todo el verano. Al principio sólo pensábamos en una cosa. ¡Cuánta gente nueva! Después de la típica charla inicial, nos fuimos cada uno a su clase. Ella no estaba conmigo porque era un año más mayor. En la clase todas las caras eran nuevas... Cada persona un mundo, cada mundo un misterio. Un misterio que me tocaba resolver a mí. ¿Habrá a quienes les guste la música?, ¿Serán majos?.. Un sinfín de preguntas.

Haciendo amig@s #2

La mañana del segundo día de instituto fue la más ajetreada de todas. Me desperté muy temprano, para que me diera tiempo a todo. Vestirme, revisar la mochila, lavarme los dientes, lavarme la cara.. Etc. Después de estar todo preparado comprobé que llevaba billetes de metro. Salí a las 07:30, tenía media hora para coger el metro y llegar al instituto. El horario oficial del instituto ponía que se entraba a las 08:00. A medida me iba acercando al instituto, veía cada vez más y más chicos y chicas con sus grupos de amigos. Me dirigí hacia el fondo del bullicio, para ver si encontraba a esta chica del primer día. Creo que aún no he mencionado su nombre... Se llama Montse. Al final, y entre tanta gente, pude encontrar a Montse y darle dos besos. Al mismo tiempo que sonó el timbre de entrada. Montse y yo nos separamos, cada uno para su clase. Una vez en mi clase, yo ya iba reconociendo algunas caras del primer día. Aunque aún no me había presentado. Al lado mío se sienta un chico asiático, Chambó lí. En la hora del recreo, una chica se acercó a mí y me preguntó si me conocía el instituto. -Le dije que no. Ella, sin pensárselo me dijo; Ven, yo te lo senseño. Acto seguido hicimos un tour por el instituto. Me pareció grande, la verdad. Una vez en el patio, comiéndonos el bocadillo, me presentó a unas pocas amigas suyas. Todas muy simpáticas. Al principio, esta chica me cayó muy bien. Se podría decir, que el segundo día de clase terminó bastante bien, conocí chicas... Me enseñaron el instituto... Ese día no supe hablar de otra cosa que no fuera esa chica, la cual aún no lo he dicho, pero se llama Judith.

Monday, September 16, 2013

Hacer amigos no es un problema, el problema es mantenerlos. #3

...En el segundo día de clase, Judith se portó muy bien conmigo, estuvo muy atenta, muy simpática. Yo la consideraba la mejor chica que había conocido. Pero claro, cada gesto, cada mirada, cada acción tiene sus repercusiones. Es decir, las otras chicas de clase ya empezaron a decir que si yo le gustaba a Judith, etc.. Y claro, eso a Judith no le sentó bien. Esa misma tarde, le hablé por whatsapp, para preguntarle si pasaba algo. Y todas las contestaciones que obtuve fueron contestaciones bordes. Entonces claro... Se confirmaba el hecho de que le afectaba lo que los demás dijeran acerca de lo simpática que fue conmigo. A la mañana siguiente, en el instituto, me acuerdo que ni siquiera me saludó. Fui a buscarla, para preguntarle si me iba a saludar al menos, o algo... Y fue cuando entonces, callada y sin apenas mostrar simpatía, me dio dos besos y se fue al pasillo. Me parecieron los dos besos más secos y simples que me habían dado en la vida. Me desilusioné... Toda la estima, toda la ilusión que puse en ella el primer día se vino abajo. Todo porque le importaba lo que los demás dijeran. Supongo que no tiene nada de malo tener amigos, ni ser simpáticos con ellos. Pero en lo que a mí respecta, Judith había perdido conmigo, lo que ganó el primer día. Es por eso que ya ni la busco, ni siquiera me saluda, ni nada. En algunas ocasiones, cuando nos sentamos juntos, como en biología, me mira. Me mira y seguro que piensa: ¿Estará enfadado? -No, no lo estaba. Estaba desilusionado, simplemente. -¿De qué sirve hacer amigos, si sólo te duran un día? -¿conseguiré recuperar su amistad? ¿Conseguiré que vuelva a ser la del primer día?